martes, 14 de agosto de 2012

LA CAPTURA Y MUERTE DE ATAHUALPA

Captura y muerte de Atahualpa.


15 DE NOVIEMBRE DE 1532. EN CAJAMARCA, IMPERIO INCA.

EL INCA ATAHUALPA ES CAPTURADO POR UN PIQUETE DE BRUTOS ESPAÑOLES, EXTORSIONADO Y EJECUTADO. - destazado por BILL HISTORIAS.

En el año 1532, un piquete de apenas 150 españoles capitaneados por un codicioso aventurero llamado Francisco Pizarro, consigue abrirse paso hasta el Imperio Inca. A pesar de haber estado librando en años anteriores una sangrienta guerra civil en contra de su hermano Huáscar y haberla ganado, Atahualpa da muestras de no haber aprendido nada, porque sale al encuentro de los extraños sin tomar algunas elementales medidas de protección, y eso a pesar de tener su ejército entero a disposición.

En la entrevista de Atahualpa con Pizarro, éste deja que el sacerdote Vicente de Valverde hable. Rezumando la prepotencia propia de quienes confunden su complejo de superioridad con voces divinas, Vicente de Valverde le acerca la Biblia a Atahualpa y le señala que ahí está la Palabra de Dios. Atahualpa, con toda la lógica del mundo, se acerca el libro al oído, y al no oir hablar nada, lo arroja al suelo. Valverde, ebrio de fanatismo religioso, llama entonces a Francisco Pizarro a atacar, ignorando todos los principios de caridad y mansedumbres predicados por el Cristo a quién Valverde hipócritamente declara seguir. Pizarro y sus hombres saltan sobre Atahualpa y le toman prisionero. Los súbditos de Atahualpa, en vez de defenderlo, se dejan masacrar o huyen cobardemente, aunque de haber sido más resueltos o simplemente leales, habrían podido sobreponerse fácilmente con su número encima de las raquíticas fuerzas españolas.

Atahualpa ofrece una habitación llena de oro hasta la altura donde llegue su mano, como precio del rescate de su persona. En este punto, por un instante y al fin, Atahualpa da muestras de inteligencia y no se queda él mismo en la habitación a ser sepultado con el oro, sino que se contenta con marcar la altura necesaria con la mano. Los súbditos de Atahualpa, continuando con la falta de virilidad que han demostrado de manera lata, van y cargan el oro. Predeciblemente, cuando los españoles obtienen todo el oro deciden que no liberarán a Atahualpa de todas maneras, traicionando su compromiso, y amañan un juicio para condenarle por la muerte de su hermano Huáscar, juicio que es completamente ilegal porque Pizarro no puede erigirse en tribunal ni por las leyes españolas ni por las incaicas.

Se ordena la ejecución de Atahualpa, quemado por hereje. Este solicita el bautismo. Vicente de Valverde, exultante en su católica arrogancia, promete conmutar la sentencia, y lo bautiza, después de lo cual Atahualpa es igualmente muerto, pero por el garrote y no por la hoguera. Con esta serie de actos cometidos por una tropa de bárbaros infieles a su palabra y seguidores de una religión espúrea y mentirosa, en contra de un Inca incapaz de defenderse a sí mismo en medio de su estupidez, llega a su fin el Imperio Inca. Lo que seguirán, serán años de guerras civiles en que los propios conquistadores, hasta entonces unidos en un frente común, se asesinarán fraticidamente unos a otros para quedarse con el botín: el oro y el Imperio

EL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO

EL VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO DE CAJAMARCA AL CUSCO

Francisco Pizarro González. Foto: Flickr

Por Arturo Gómez

El 26 de julio de 1533 los españoles habían estrangulado a Atahualpa en la plaza de Cajamarca, dos semanas después emprendieron el viaje al Cusco, acompañados del nuevo inca, el joven huascarista Túpac Huallpa.

Siguiendo la ruta del
Capac Ñan, Francisco Pizarro y sus aliados huascaritas marcharon llevando prisionero el general atahualpista Calcuchimac. Cuando llegaron a Jauja murió repentinamente Túpac Huallpa, los cristianos culparon a Calcuchimac de haberlo envenenado y más tarde lo enviaron a la hoguera en Jaquijahuana.

Cabe resaltar que en este recorrido fue muy importante la colaboración de diversas etnias rivales de los cusqueños como los chachapoyas, cañaris y huancas. Sus curacas contribuyeron con soldados, cargadores y provisiones con la esperanza de destruir el imperio incaico y recuperar su independencia.

En el tramo final del viaje los españoles y huascaristas combatieron juntos contra el general atahualpista Quisquis y lo vencieron en la batalla de Vilcashuamán. Solo así pudieron ingresar al Cusco el 15 de noviembre de 1533. Poco después se hizo una ceremonia encumbrando al joven Manco Inca como el nuevo soberano del Tahuantinsuyo que empezaba a desmoronarse rápidamente.